SIERVOS DE LA REINA ARAÑA

Este blog es un más un compendio de nuestra partida que un diario de campaña y cada día sigue creciendo. Espero que sea de vuestro agrado.

Un saludo a todos.

27/4/09

La Tragedia de Randal

Los héroes del Valle de la Daga, pues así se les empezaba a conocer, regresaron al Valle de la Sombra para recoger su recompensa y quizá encontrar una nueva misión. Ikeron, Cron, Ëberk y Djinn se dirigieron a la que probablemente era la posada más famosa de las Tierras de los Valles, La Vieja Calavera.
Una vez acomodados, un aprendiz de mago se reunió con ellos, decía estar buscando a Efrain Eleazar, se presentó como Edgar y al parecer congenió bien con el grupo. Poco más tarde también se les unió Jaster, un hombre que aseguraba que el poder divino le corría por las venas. Cuando todos estaban reunidos, apareció en la posada una excéntrica elfa llamada Lia, ésta valoró a todos los clientes de la posada y finalmente se acercó a la mesa de los héroes del Valle de la Daga, donde también tomó asiento. Tras esto, Turko, el posadero, tomó los pedidos de los compañeros y desapareció por la cocina.
Cuando ya estaban acabando sus respectivos platos, apareció en la posada un hombre bien formado con unos anteojos. Se acercó a Turko y éste, tras una breve charla, le indicó la mesa de los compañeros. Laheo, pues así se presentó el escriba, les informó sobre los últimos asuntos que habían acontecido en el Valle de la Daga, lo cual incluía la extraña desaparición de Randal Morn. El escriba, que parecía conocer a los compañeros más de lo que hacía ver, encomendó la misión de descubrir que había hecho desaparecer a Randal Morn y había acabado con muchos de sus hombres en una antigua tumba. Djinn, aunque reticente, finalmente aceptó como el resto de los compañeros, sabedores de que el Valle de la Daga estaría perdido sin su líder.
Al día siguiente, después de ser invitados a pernoctar en la posada, los siete compañeros se pusieron en camino, Laheo había provisto a todos los que lo necesitaban, monturas preparadas para el viaje. Al salir de la ciudad, se encontraron con unos comerciantes de Arabel que, aunque en un principio se mostraron reticentes, acabaron por mostrarse amigables. Su líder, un mercader llamado Scout estaba herido y les comentó que habían sido emboscados por unos Kobolds en el Camino de Tezhyamar. Djinn propuso a Ëberk y Jaster que utilizaran su magia para curar las heridas del hombre, pero este dijo que prefería que utilizaran sus conjuros para sanar a sus hombres en el interior de la carreta. Como muestra de agradecimiento, les ofreció todas las mercancías de las que disponía con un sustancial descuento.
Los héroes prosiguieron su camino y en el cruce de la Carretera del Norte con el Camino de Tezhyamar, encontraron una extraña estructura. Edgar aseguró que se trataba de un conjunto de tres templos dedicados a los dioses Torm, Sylvanus y Khauntea. Como ya estaba anocheciendo, los compañeros decidieron hacer un alto en el camino y descansar. Algunos de ellos pasaron la noche en el interior del templo, pero otros, temerosos de que alguna maldición pudiera caer sobre ellos, pasaron la noche en la interprerie. Jaster, mientras hacía una guardia fuera del templo, vio dos extraños globos de luz y avisó a sus compañeros para ir a investigar. Tras acercarse y observarlos durante unos instantes, los globos simplemente desaparecieron.
A la mañana siguiente y sin más percances, los que habían dormido en el interior del templo, se levantaron totalmente despejados, mientras que el resto se aquejaba del frío.
Siguiendo el camino de Tezhyamar, fueron emboscados por unos kobolds, probablemente como dijo Scout. En principio, no era difícil huir hacia delante. Pero el aplomo de Lia, la elfa, hizo que la batalla fuera algo extraña, usando sus caballos, los compañeros subieron la escarpada colina desde donde los Kobolds lanzaban sus jabalinas, éstos fueron sorprendidos por la presencia de los héroes, lo que les dejó en gran desventaja. Finalmente los héroes acabaron con la veintena de reptiloides y tras hacer uso de varios conjuros curativos, siguieron su marcha, el tiempo apremiaba.
Finalmente llegaron a un puente decorado con serpientes enroscadas, éstas parecían estar cobrando vida, pero una detección de Edgar desestimó ese efecto visual e Ikeron pasó la mano por encima de varios de estos reptiles y finalmente comprobó que no se trataba de otra cosa que piedra finamente tallada.
Abandonando el camino para dirigirse al Valle de la Escala del Gigante, Ikeron resolvió que extrañamente no había rastros ni marcas de animales por esa zona, lo cual puso alerta a todos los compañeros. Finalmente encontraron lo que parecía ser un inofensivo nido que albergaba una bandada de estirges. El mediano fue el único afectado por los peligrosos pájaros y uno de ellos se le enganchó en el brazo, por suerte fue capaz de quitárselo y finalmente no sufrió daño por su terrible veneno.
Por fin habían llegado a la entrada de la tumba, donde un corrimiento de tierra la había dejado expuesta en la superficie. Pero allí fueron sorprendidos por una patrulla de Zhentarim, seis hombres a caballo, cuatro de ellos guerreros y otros dos con vestiduras de ceremonia. Éstos últimos ordenaron al resto acabar con los compañeros y después desaparecieron sin más. La batalla fue encarnizada, equinos y humanoides realizaban maniobras casi imposibles para enfrentarse y cargar los unos contra los otros y finalmente los héroes, aunque heridos, salieron victoriosos. Los Zhentarim portaban objetos que Edgar identificó como mágicos, una cota de mallas, una espada larga, un anillo y una daga. Todo peligro tiene su recompensa.
Como ya era de noche, decidieron descansar en la entrada de la tumba y así recuperar fuerzas. Pero en mitad de la noche, unos aullidos sorprendieron a los que hacían la guardia y una manada de lobos atacó al grupo, pero finalmente, les hicieron retroceder.
Tras descansar el resto de la noche, los héroes se pusieron en marcha hacia la tumba. Dos grandes estatuas de piedra vigilaban la entrada del complejo, una de ellas representaba a una elfa, probablemente hechicera o maga y la otra un guerrero con una ostentosa armadura. Ikeron descubrió una puerta secreta en la estatua de la elfa pero para su sorpresa, estaba entrampada y una gran explosión de fuego cayó sobre los compañeros. Tras recuperarse de la confusión, Ikeron descubrió que tras la entrada secreta solo había una placa con una inscripción que decía: "Espero que disfrutéis del espectáculo".
Las puertas de metal que eran la entrada a la tumba estaban visiblemente selladas y cuando se acercaron, la voz de un hombre entrado en años surgió de la nada. Un enrevesado acertijo era la clave para acceder a la tumba y finalmente Cron propuso que la respuesta era "la unidad del grupo" y la puerta se abrió. Accedieron a un gran recibidor donde dos grandes murales se enfrentaban en paredes opuestas, Edgar, gran conocedor de muchas de las historias que salpicaban los Valles, descubrió que unas runas grabadas en la pared representaban a Gilventhar, la espada de los reyes.
Ikeron descubrió una nueva entrada secreta y confiando en que no podría tener tan mala suerte de encontrarse con otra trampa, accionó su mecanismo de apertura casi sin pensar, la habitación estaba llena de pergaminos y libros bastante deteriorados. Cuando accedieron a la sala, unas terribles arañas esqueléticas salieron de detrás de una estantería, finalmente Ëberk fue capaz de hacer que los pequeños esqueletos huyeran, no sin antes haber inyectado su veneno en dos de los compañeros. Ante la falta de recursos en los que se estaban viendo, los compañeros decidieron descansar de nuevo.
Tras un descanso sin incidentes, el grupo accedió a un gran salón donde varios nichos podían ser vistos a ambos lados de la estancia, un gran símbolo solar estaba representado en el suelo con 8 huecos en los que al parecer encajaban perfectamente las vasijas de cada uno de los nichos, pero aquí estaba el problema, sólo había 8 huecos y 10 vasijas. Todas ellas producían algún efecto mágico al tocarlas y entre adivinaciones y pruebas de ensayo y error, llegaron a la conclusión de que cada una representaba una escuela de magia. Descartando las dos que no parecían corresponder a ninguna, colocaron las restantes en los 8 huecos sin ningún orden concreto. Cuando hubieron colocado la última, un extraño diablo de polvo y arena apareció en el centro del sol. Finalmente lo derrotaron y descubrieron gracias a Jaster, que había que poner cada vasija en el lado opuesto a su escuela contraria. Y así finalmente se abrió la puerta que les permitiría acceder al ataúd de Shraevyn.
En una intersección del pasillo encontraron una estatua de mármol representando a una mujer con armadura de cuero y empuñando dos espadas cortas. Sin prestarle demasiada atención, el grupo se dirigió al pasillo del norte, donde encontraron una habitación desvalijada y el cadáver de quien al parecer era uno de los hombres de Morn. Un leve destello llamó la atención de los compañeros que descubrieron que se trataba de una placa de plata en el suelo, junto a un arco de piedra. La pieza llevaba un verso grabado en ella, se trataba de una poesía sobre el saqueo de las tumbas.
Fueron ahora por el pasillo de la izquierda, donde se encontraron con el ataúd y una forma humana flotando sobre él a modo de holograma, algunos se acercaron a observar más de cerca y se encontraron con que el cuerpo era totalmente intangible, dentro del ataúd descansaba una espada, probablemente la afamada Espada de los Valles.
Sin tiempo para reaccionar, ocho esqueletos aparecieron por la pared norte, cuatro formas humanoides avanzaban lentamente desde la pared sur, probablemente los jinetes de Randal ahora convertidos en muertos vivientes, y un gran esqueleto gigantesco apareció por el oeste y se posó sobre el ataúd dejando pocas posibilidades de hacerse con la espada. Cron, Jaster y Lia aguantaban la embestida del gigante mientras Ëberk trataba de expulsar la gran cantidad de no muertos que habían aparecido. Una extraña figura parecía observar desde el fondo de la pared oeste, al parecer sin intervenir. Ëberk, que había logrado expulsar a esqueletos y zombis, lanzó una nueva plegaria encomendándose a su dios Dumazhoin y finalmente pudo expulsar también al gran esqueleto gigante, gracias a su ayuda, todos los compañeros habían sobrevivido. Jaster leyó la nota que estaba atada a la espada, decía así: "Sígueme al Acoso de la Araña. La supervivencia del Valle de la Daga depende del retorno de esta hoja a mi mano. Envía estas palabras a mi hermana, Silver Morn, o a cualquiera que pueda seguirme. R. M."

6 comentarios:

Jaster dijo...

Bueno, esta vez el relato es mucho más polémico que nunca. ¿Como que "colocaron las restantes en los 8 huecos sin ningún orden concreto"? Las coloquemos en el orden lógico, ejem, ejem... la segunda colocación, la correcta, si que no tenía ningún orden concreto, con "ilusión" como contraria de "negromancia". ¿Que diablos? ¿Es alguna alegoría a que la vida es una ilusión o algo por el estilo?
Y por otro lado, no se ha incluido la imagen real del esqueleto gigante que tomo Edgar y en su lugar si aparece una ilustración de mis compañeros bastante... "eso" (que quede claro que YO NO SOY ninguno de los de la imagen, que tengo carisma 16; bien buscada por parte del narrador porque aparece alguien muy parecido a Laheo, pero los engendros que le acompañan son mis compañeros y no yo, xD).
PD: Ha vuelto el del espacio al blog, queda ni que pintado para preguntarle por el esqueleto...

Caelestis dijo...

JAJAJA! No tengo la imagen de Edgar, asique aún no la he puesto pero todo se puede mejorar. En cuanto a las ilustraciones, son propias de la aventura, asique no es que esté bien buscada, esque es esa... jejeje

Anónimo dijo...

Vais todos a morir........

Jaster dijo...

Ya, es esa ilustración pero si Arkurk estuviera jugando quizá no saldría, xD.
Marcos, estoy en racha, ya llevo 1 partida seguida sin morir, ya puedes sacar al mismísimo pellejo que voy a sobrevivir. Además, ahora somos una equipo que se mueve en bloque (jajajaja).

Caelestis dijo...

A ver como reintroducimos a Akrurk a todo esto, está la baza de Edgar que pordría ser un familiar, un compañero de la escuela de magia en Halruei o incluso un aprendiz de mi mago. Lo dejo a elección de Marcos, con la aprobación de Edgar.

Jaster dijo...

¡Ey, esta actualizado! Recordad que el lápiz era la tumba, xD.