Una tarde más, los compañeros se reunieron al rededor de una mesa de la posada El Camino Polvoriento, relatando historias sobre su hazaña en el cerro de los buitres. Samson, el tabernero, se sentía orgulloso y a la vez seguro teniéndolos como clientes, no había visto a héroes tan jóvenes en mucho tiempo.
En ese instante, llegó un ser de apariencia élfica con gran presteza, se acercó a Samson y le preguntó algo. Después se acercó a la mesa donde se reunían los héroes y al ver a Triss, le extendió un pergamino. Sin mediar palabra de lo que decía el escrito, Triss sólo dijo que
Poco más tarde apareció en la posada un conocido de Tessela, se trataba de Akrurk, un mago con el que coincidió en su viaje hacia las Tierras de los Valles. El mago parecía bastante desconfiado del resto de compañeros pero más tarde se presentó y continuaron con la charla.
Tras un breve periodo, otro hombre, de aspecto bonachón y adinerado, preguntó a Samson a cerca de alguien que pudiera proteger su caravana hacia Aguas Profundas y el tabernero no dudó en indicarle la mesa donde se encontraban los compañeros.
El hombre se hacía llamar Rufus y les propuso el trabajo, tras unas breves negociaciones cerraron el trato por 75 piezas de oro, al fin y al cabo los compañeros no tenían otra opción de ganar dinero.
A la mañana siguiente puestos en marcha, se separaron en dos carretas, en una iban Thorgrimm y Norrill, en la otra Tessela y Akrurk, una distribución que al mago se le antojó más que lógica.
El largo camino transcurría sin grandes sobresaltos, hasta llegar a una zona donde ya advirtió Rufus que era conflictiva y había habido algún que otro problema recientemente.
Tessela y Norrill divisaron algo volando en el cielo, pero no acertaron a explicar si había sido un acto reflejo o realmente algo les acechaba. Akrurk que al parecer confiaba en los instintos de la semiorca, propuso o bien acelerar el paso o bien parar y esconder las carretas. Rufus comentó que si aceleraban el paso podrían poner en peligro la integridad de los enseres y los animales de carga sabiendo que la amenaza no era a priori plausible.
No mucho más adelante, la forma voladora se hizo de nuevo presente, Thorgrimm adivinó que se trataba de un ser volador de unos 10', algo que si tenía malas intenciones podría ser una amenaza. Ahora sí, las carretas pararon, Thorgrimm, Norrill y los carreteros de Rufus se escondieron bajo las carretas. Por su parte, Akrurk y Tessela desmontaron de la carreta uno a cada lado. Al ver aproximarse al ser volador, Akrurk le lanzó un virote con su ballesta pero no impactó. Unos segundos más tarde, el ser se dejó ver al intentar arremeter contra algo en una zona próxima a las carretas, se trataba de un halcón del tamaño de un hombre probablemente buscando algo que llevarse a la boca. Remontó el vuelo con la seguridad de que volvería a embestir con su poderoso pico, y esta vez fue Tessela quien recibió el impacto del pajarraco. Norrill salió en ayuda de la semiorca mientras Akrurk probó varios virotes e incluso un conjuro contra el animal sin gran éxito, más tarde utilizó su conjuro más poderoso, un proyectil de energía salió de uno de sus dedos e impactó con gran fuerza en el animal. Tras un par de reveses, el halcón alzó de nuevo el vuelo, Akrurk recomendó a los dos combatientes que no cambiaran a sus armas a distancia pues suponía que volvería a descender y tendrían que estar preparados para defenderse. La mala suerte se cebó con el mago, que tras varios tiros fallidos, recibió el impacto del animal. Norrill, implacable, acudió en su ayuda y con gran destreza eliminó definitivamente al halcón.
Una vez pasado el peligro, Thorgrimm salió de su escondrijo y sanó algunas heridas del resto de compañeros, una actitud que Akrurk tachó de cobarde.
El viaje continuó sin más sobresaltos hasta su llegada a Aguas Profundas. El druida divisó algo extraño en el cielo, algo diferente que no supo explicar concretamente. Rufus pagó el resto del dinero que habían acordado y les dio las gracias por todo.
Se encontraban en una gran urbe, la gente iba de aquí para allá, seres de todas las razas se agolpaban en los mercados, había que mantener los ojos bien abiertos pues entre tanta gente el bandidaje estaba servido.
Akrurk propuso buscar una posada donde pasar la noche pues ya era tarde y la seguridad en Aguas Profundas no tenía una gran reputación. Buscando, encontraron un lugar que aunque humilde, parecía bastante acogedor, se trataba de la posada de
Thorgrimm invitó a una de las señoritas a vino pretendiendo alguna cosa más, mientras, Akrurk vio un anuncio muy interesante en el tablón. Norrill era animado fervientemente por Tessela en el combate y finalmente salió victorioso lo que le otorgó el apodo entre los tertulianos de "Huracán Norrill", regocijándose en sus ganancias, los compañeros escucharon la oferta que Akrurk había encontrado, se trataba de una misión de vigilancia en una posada cercana y todos se interesaron. Ya era tarde por lo que decidieron descansar para mañana afrontar el posible trabajo. Thorgrimm no durmió esa noche en la misma habitación, consiguió ir con su presa a otro lugar en la intimidad.
A la mañana siguiente, todos se disponían a partir hacia la otra posada. Thorgrimm con aire despejado, le preguntó a su concubina, Cecilia, por la reputación y los acontecimientos que habían transcurrido últimamente en la posada de
Cuando llegaron a
Una vez dentro, fueron recibidos por Asyra, una despampanante mujer que no dejaba mucho a la imaginación con sus vestiduras. Thorgrimm, que después de su aventura en la otra posada se sentía fuerte y con ánimos, se sintió muy atraído.
El trato que les propuso no contentó demasiado al mago pero sabía que no debía separarse del grupo y finalmente cerraron el trato de 20 piezas de oro por día y persona para proteger su posada. Cuando aceptaron, Asyra llamó a uno de sus sirvientes y le dijo que comunicara al resto de aventureros que ya había escogido y que sintiéndolo mucho, no había más trabajo.
Los compañeros hicieron varias preguntas interesantes sobre el por qué de tanta inquietud, por qué sabía lo que querían, etc. Asyra contestó correctamente, aunque les quedó una sensación de vacío de de información, la extraña mujer les permitiría campar a sus anchas por toda la posada pero no les dejaría entrar en sus aposentos privados. Thorgrimm preguntó por el personal de la posada y Asyra le comentó que había dos chicas en la cocina, Tes y Ali, que harían guardia durante la noche.
Sin más dilación se pusieron manos a la obra, decidieron dividirse en dos patrullas, como ya hicieran durante el viaje hacia Aguas Profundas. Thorgrimm y Norrill decidieron hacer una visita a la cocina donde se encontraban las dos mozas, tras un breve interrogatorio, accedieron a una especie de cámara frigorífica donde encontraron una inscripción bastante rara. Norrill advertió a Akrurk quien a pesar de no saber qué significaba exactamente, le resultaba familiar, quizá lo vio en algún libro de sus años en la escuela de magia. Norrill transcribió la inscripción por si más adelante hallaban su significado.
Tessela y Akrurk decidieron vigilar la torre pero no vieron nada extraño, se aproximaron todo lo posible a los aposentos de Asyra y finalmente Tessela oyó una especie de ruido que le resultó extraño, fue sólo un “clic” pero provocó un gran revuelo. Akrurk dejó a Nargash, su sapo familiar, vigilando la torre mientras Tessela y él ascendieron al tejado. Al no divisar ningún rastro, decidieron avisar a Norrill y Thorgrimm. Estos últimos irrumpieron en una habitación para que el druida convocara a su familiar, un halcón al que le indicó que fuera a la ventana de los aposentos de la dueña. El inquilino de la habitación se puso como una furia pero Thorgrimm muy diplomáticamente lo tranquilizó lo suficiente como para no pasar a mayores. El halcón no fue de mucha ayuda ya que no vio absolutamente nada y después pareció no entender las instrucciones del druida.
Akrurk propuso dar la voz de alarma y reunir a los huéspedes en la planta baja pero esto fue rechazado ya daría una oportunidad a lo que quiera que acechaba la posada de huir. Al no tener más pistas reanudaron su vigilancia. Norrill y Thorgrimm oyeron algo y el guerrero corrió a alertar a los otros dos compañeros. En ese instante, el druida recibió un gran mazazo que lo dejó k.o. Akrurk vio una figura salir por la ventana hacia arriba, al tejado. Norrill y Tessela ascendieron para ver si distinguían algo y vieron a una figura saltar hacia otro tejado. El guerrero rechazó intentar un salto ya que estaba algo impedido por su armadura y equipo. Mientras tanto, Akrurk trataba de reanimar al druida sin gran éxito y en la posada cundió el pánico, muchos huéspedes despertaron alertados por el barullo y el mago les indicó que esperaran en la planta baja pues el peligro estaba controlado. Dicho esto, apareció Asyra por la puerta principal, lo cual sorprendió al mago y dijo que ella podría reanimar a Thorgrimm.
Hechas las explicaciones pertinentes Asyra estaba bastante agradecida ya que el caco no había logrado su objetivo, simplemente se alertó al ver que había más seguridad de la habitual y se fue con las manos vacías. Era hora de descansar.
A la mañana siguiente, la dueña de la posada, hizo una explicación de lo que sabía que estaban buscando: Un coleccionista de antigüedades llamado Jaln Mirt le había encargado una especie de recipiente, una pieza muy importante. Asyra, que atesoraba una gran fortuna, decidió quedarse dicha pieza y se negó a venderla al coleccionista. Éste ahora no dejaba de acecharla para robar la pieza ya que disponía de una urna gemela y juntas tenían un poder que no explicó.
Las reglas del juego habían cambiado, los héroes no estaban seguros de quién decía la verdad. Puede que fuera Asyra quién robó la reliquia o puede que incluso ocultara algo más…
CONTINUARÁ.
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